La suerte de Verónica
Naras 2007.08.03. 12:16
Mi cuento para el ENIBE 2007, sobre un toro y una torera. (He ganado el primer premio con esto :P)
La suerte de Verónica
Me llamo Verónica. Tengo el pelo corto y negro, los ojos marrones y brillantes, cuatro patas y dos cuernos. Claro, porque soy un toro. Roberto, un compañero siempre me insulta por mi nombre. Dice que soy travesti, porque me comporto como una vaca. Y según él, el nombra “Verónica” es para vacas y no para toros. Pero creo que “Verónica” es más bonito que “Roberto” o “Gustavo” on no sé que. Roberto es un idiota. Siempre come las amapolas que me pongo detrás de las orejas. Le odio. Y hoy, tengo que estar con él en un vehículo incómodo. Roberto habla sin para sobre cómo vamos a morirnos. Estoy harta. ¡No quiero morirme!
Me llamo Verónica, tengo el pelo negro, los ojos marrones y una familia torera que quiere que sea matadora. Pero yo no. Mi padre no me hace caso; siempre dice: “hija, tienes que seguir la tradición familiar. Eres Ordóñez.” ¿Y si soy Ordóñez, qué pasa? No quiero matar toros, ni a nadie. Pero mañana tengo una corrida y no peudo hacer nada contra eso. Mi padre ha puesto una cámara en mi habitación, para que no me escape.
Roberto ha muerto. Le he visto hace un rato. Su cuerpo está llena de cuchillos y sangra muchísimo. Aunque toda mi vida le he odiado, hoy siento compasión por él. ¡Era terrible verle así! ¡Brr! ¡No quiero morirme!
Llevo una ropa de matador de muchas colores. Tengo un capote en la mano. No quiero estar aquí. He visto un toro muerto. ¡El pobrecito sangraba mucho! Era un animal tan bonito. Mi padre está dándome consejos para la corrida. ¿Cuándo van a entender que esa tradición es UNA BARBARIDAD?
¡Ayy! ¡Sádicos! ¡Bárbaros! Coñ... Perdón. Un toro inteligente, como yo no dice palabrotas. Pero ¿por qué me han pinchado con esa cosa? Y ¿por qué ma han quitado la amapola de la oreja? Aquí no hay hierba, ni nada. Abren una puerta y corro a un lugar, donde tampoco hay hierba. Aquí hay mucho ruido, porquela gente grita muchísimo. Unos músicos están tocando y entra una mujer joven con una ropa muy cursi. Y un pañuelo grande de color rosa en la mano. ¡Qué color tan bonito! ¡Quiero un abrigo o una falda de esa color rosa! Voy a preguntarle si peude hacerme uno.
Aquí viene el toro. Es un animal muy bonito. Corre hacia mi y yo estoy capeando. El toro persigue el capote; es como si le gustara el color rosa. Es muy raro pero hay algo en ese animal. Algo individual. La gente está gritando. Hay mucho ruido. Vienen los picadores.
¡Dios mío! ¡Qué gracioso! Entran unos caballos con ropa todavía más cursi que la de la chica. Casi no ven nada, porque las caras están tapadas. ¡Sería gracioso si cayeran! Se acaercan, y los caballeros sacan unos cuchillos largos... ¿A mí qué le pasa ahora?
El toro me mira sin enteneder durante unos segundos. Los picadores están muy cerca. El toro sigue mirándome como si tuviera miedo. Como si tuviera personalidad. ¡Es un naimal especial! Me dirijo a los picadores y les digo con decisión:
- ¡No voy a matar ese toro!
La gente no entiende por qué se han parado los picadores. Empiezan a gritar. Yo también:
- ¡NO MATARÉ ESE TORO!
La chica está delante de mí, y no permite a los caballeros que me claven los cuchillos. La gente está gritando y silbando. La chica también grita, pero no entiendo sus palabras. ¿Puede ser que quiera defenderme?
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